sábado, 28 de febrero de 2015

La no historicidad del Jesús bíblico según un apologista cristiano

Orbis Beltré
Por Orbis Beltré – ATEODOM / Asociación de Ateos Dominicanos
“Los historiadores clásicos escribían de reyes y guerras. Jesús no fue rey ni armó una guerra, por eso no lo mencionan. No hay razones para que un historiador de la época escribiera sobre Jesús, pues nada en su vida fue tan trascendente que captara el interés de los historiadores". Carlos E. Rodríguez, un autoproclamado apologista cristiano.

Este autoproclamado apologista cristiano, aboga porque yo conozca “la regla de la historiografía clásica”. Su objetivo es que yo compruebe el por qué el Jesús bíblico no habría sido un personaje interesante para los historiadores de la época; así entonces, me remite al enlace de Wikipedia copiado al final de este artículo.

Y bien, analizaré esta “regla”, y veré si ella puede invocarse como la razón por la que el Jesús bíblico pasó desapercibido en su tiempo, a los que se ocupaban de escribir las cosas más importantes que veían acontecer en sus alrededores.

VEAMOS EL PUNTO I "Rasgos generales" (regla historiográfica antigua).-"En casi todas las obras, el tema es la guerra, salpicado con anécdotas políticas”.

Mi comentario: El Jesús que es increpado por el Gran Senedrín para que dijera su opinión sobre si se debía o no pagar impuestos al emperador, y su respuesta tan al buen estilo de aquel político que no se juega el pellejo, ¿no lo hace un personaje político?

VEAMOS EL PUNTO II "Rasgos generales" (regla historiográfica antigua).-“Lectores: son fundamentalmente personas poderosas, militares y políticos, y la funcionalidad de estos libros es aportarles repertorios de recursos que se pueden utilizar en el campo de batalla (Polieno tiene un libro de historia titulado Estratagemas, sobre planteamientos de batallas), o en el foro, que tienen como finalidad mejorar los discursos, como el libro de Valerio Máximo, que escribe Hechos y dichos memorables”. 

Mi comentario: Ese Jesús bíblico que según la Biblia era tan sabio; ese personaje que discursaba constantemente en las plazas públicas y atraía gente de todas las comarcas; ese Jesús bíblico que tenía un don de convencimiento tal, que los jefes religiosos de su época se vieron obligados a pedir al poder político que lo aprehendiera; ese Jesús bíblico que estaba proponiendo públicamente un cambio sociopolíticomoral, ¿no le resultó interesante, más que a sus seguidores?

VEAMOS EL PUNTO III "Rasgos generales" (regla historiográfica antigua).-“Es una historiografía humanista, todo se explica por la acción humana, no hay instancias extrahumanas, divinas. La excepción es Polibio, que no lo explica de forma humanista, sino estructuralista”.

Mi comentario: El Jesús bíblico que cura a enfermos y revive a los muertos; ese Jesús que alimenta a los hambrientos multiplicando panes y peces; ese Jesús bíblico que procura la protección de los más vulnerables, hasta el colmo de mandar a que los ricos den todos sus bienes a los pobres, ¿no es un tipo humanista, o estas no son acciones humanas?

VEAMOS EL PUNTO IV "Rasgos generales" (regla historiográfica antigua).-“Es sustancialista. Como formada por cosas que no cambian. Roma es sustancia, está por encima de todo y no puede ser alterada”.

Mi comentario: El Jesús bíblico que ridiculiza a una autoridad del imperio, hasta el colmo de obligarla a delegar en una turba su responsabilidad de impartir justicia, ¿no es un personaje que alteró aquella forma de Gobierno en que se sustentaba Roma, que se distinguía por desaprobar la práctica más cavernaria que tenía el pueblo judío de impartir justicia?

VEAMOS EL PUNTO V "Rasgos generales" (regla historiográfica antigua).-"La historiografía se entiende como un género literario, al igual que la comedia o que la tragedia”.

Mi comentario: El Jesús bíblico que es entregado a una turba que lo condena a muerte; el Jesús bíblico que es ridiculizado, escupido, empujado… que pide agua para saciar su sed y en cambio le dan vinagre; el Jesús bíblico que es ataviado con una corona de espina… ¿Todo esto no se ajusta al punto 4 de las reglas historiográficas antiguas?

VEAMOS EL PUNTO VI "Rasgos generales" (regla historiográfica antigua).-"La historia no es una profesión. Los que escriben historia no son historiadores, son gente poderosa como políticos y militares. No se convertirá la historiografía en profesión hasta el siglo XIX".

Mi comentario: Ese Jesús bíblico, que habría sido la noticia de primera plana todos los días en su constante peregrinar y arrastrar tras él a multitudes, ¿nunca ocupó la atención de los poderosos de su “época”, como políticos y militares?

VEAMOS EL PUNTO VII "Rasgos generales" (regla historiográfica antigua).-“Se trata de historia contemporánea, y los historiadores se basan en testigos, son acontecimientos de un pasado próximo o del presente, de una etapa muy anterior no se pueden hacer porque no se tienen datos que se puedan corroborar”.

Mi comentario: Ese Jesús bíblico, que públicamente habría hecho cosas de las más extraordinarias jamás vistas, y que desde antes de haber nacido mantuvo en zozobra a toda clase de autoridad en los lugares en los que se movía, ¿pudo desaparecer de la sociedad de entonces, de sus contemporáneos, así como por arte de magia?
 Fuente de "Rasgos generales" de historiografía antigua:

http://es.wikipedia.org/wiki/Historiograf%C3%ADa_cl%C3%A1sica

¡Dominicanos y haitianos, nos matemos entre nosotros, por favor!

Por Orbis Beltré

Tú me insultas, yo te insulto; tú quemas mi bandera, yo quemo tu bandera; tú matas a uno de los míos, yo mato a uno de los tuyos... es la actitud que por años han asumido, dos partes que igualmente ocupan el lugar de víctimas en dos países en una misma isla.

El antihaitianismo y el antidominicanismo son un lastre vergonzoso que se impone por encima de la sensatez corrompiendo el sentido común, y hoy más que en el pasado que se cuenta desde la Independencia efímera al 27 de Febrero de 1844, y desde esta magna fecha a la Batalla de Sabana Larga, del 24 de Enero de 1856, se pavonea con orgullo, enarbolando el atropello como si fuera un sentimiento nacionalista.

Estos hermanos que por tanto tiempo a ambos lados de la frontera han venido azuzando la barbarización de la conducta humana, no pueden ser explicados sino a partir de dos Estados que han sido suplantados por el crimen organizado ejercido desde la clase intelectual, desde la clase empresarial y desde el liderato político, tanto de República Dominicana como de Haití.

El antihaitianismo y el antidominicanismo deberían ser la prueba irrefutable de cuán grande ha sido el fracaso de los sistemas educativos de ambos pueblos; este asco deja al descubierto además, cuán chapucera ha sido la familia como núcleo de nuestras sociedades.

Dominicanos y haitianos, nuestra condición de oprimidos no debe volvernos contra otros tan oprimidos como nosotros.

El enemigo del pueblo dominicano no es el pueblo haitiano, y así tampoco, el enemigo del pueblo haitiano no es el pueblo dominicano. Los enemigos nuestros son estos gobiernos que se han empeñado en convertirnos en desgraciados a través de unos Estados estructurados para el consentimiento de la inequidad y de la injusticia. Pero al parecer no nos hemos dado cuenta de esto, y puede que estemos comportándonos como dos pueblos de lerdos.

Solo siendo dos pueblos de lerdos podría tener algún sentido el ultraje contra seres humanos que sobreviven apenas; solo siendo dos pueblos compuestos de idiotas podría tener sentido el uso de los símbolos patrios, para humillar; solo si somos dos pueblos de tarúpidos podría tener sentido la incitación a la violencia en nombre de un patriotismo o concepto geográfico que nadie tiene derecho a invocar para enemistarnos ni para que la frontera que nos delinee como sociedades distintas sea el odio.

Es urgente que debemos saber, dominicanos empobrecidos y haitianos empobrecidos , que entre los gobiernos de República Dominicana y de Haití no hay animadversión, sino que ellos, como figuras de poder, son aliados en el robo hasta de nuestros sueños. Y por eso es que ustedes, haitianos, se ven en la imperiosa necesidad de cruzar como sea a nuestro país; y por eso es que ustedes, dominicanos, se juegan la vida echándose al canal de la Mona para llegar a Puerto Rico en busca de la dignidad que no pueden alcanzar en su patria.

Es urgente que debemos saber, haitianos y dominicanos, que entre las élites de Haití y de República Dominicana no hay desacuerdo en delinquir contra ustedes y contra nosotros, sino que día a día en una alianza malvada conspiran contra el bienestar de la isla, y que la forma como lavan su crimen es lanzándonos encima un fardo cargado de tanta ignorancia, que incluso la mirada culposa que deberíamos dirigir hacia ellos, nos la intercambiamos nosotros, queriéndonos matar mutuamente.

No nos matemos, dominicanos y haitianos sin visas ni cuentas bancarias en cada paraíso fiscal del mundo.

Dominicanos y haitianos empobrecidos, si alguien hay que merezca la muerte, no está entre nosotros, no está entre nuestra realidad de seres humanos azotados por males tan evidentes como el hambre, la falta de salud, la falta de educación, la falta de seguridad social, la falta de protección ciudadana y la falta de justicia.
¡Haitianos y dominicanos, no nos matemos entre nosotros, por favor!