lunes, 30 de diciembre de 2013

La duda internacional hacia la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional

Orbis Beltré
Por Orbis Beltré / Relacionista público de la Asociación de Ateos Dominicanos (ATEODOM).
La duda internacional sobre la sentencia del Tribunal Constitucional referente a la nacionalidad dominicana y al plan de regularización migratoria, es la metástasis del cáncer que por décadas ha estado en las entrañas de nuestra nación, y que ni a gobernantes ni a gobernados nos interesó nunca extirpar a tiempo.
 La dilatada y generalizada corrupción en los Poderes rectores del Estado dominicano, nos ha grabado una estampa que nos señala como un sistema de Gobierno veleidoso, y ha provocado que la voz de nuestras autoridades no atraiga la necesaria confianza, ni local ni extranjera.
 Ahora nos cuesta demasiado esfuerzo demostrar nuestra seriedad
Aunque sea verdad que la Sentencia TC/168-13 vinculada a la nacionalidad y la migración tenga por único propósito -sin violentar los derechos humanos- resolver un problema tan insoslayable, es muy difícil que se deje ver como tal ante la comunidad internacional, por una razón muy simple: el Gobierno dominicano, desde la “transición” de la dictadura trujillista a la “democracia” que sustentamos hoy, salvo el período  Juan Bosch “febrero 27/septiembre 25 de 1963”, jamás ha sido una figura de poder interesada en velar por la justicia; y tampoco ha sido coherente ni confiable en su obligación de garantizar la dignidad de las personas.
 Eso nos ha restado méritos ante el mundo; eso nos ha restado respeto como Estado que ha de estar presto al ejercicio de la buena fe del derecho en todas sus dimensiones. 
Por eso, por más esfuerzos que hagamos en presentar nuestros argumentos a través de tal sentencia como ajustados a lo legal y a lo justo, el mundo no nos va a disimular su suspicacia, aunque todos/as estén conscientes del deber ineludible que tiene el Estado dominicano de regirse por sí mismo, conforme a su Constitución.