miércoles, 24 de septiembre de 2014

Hay que volver a leer el Contrato Social de Rousseau

Jean-Jacques Rousseau
Por Orbis Beltré

En estos tiempos, que tanto la transculturación como la penetración cultural son un fenómeno persistente desde y hacia todas las latitudes de la tierra, arrastrando costumbres y tradiciones diversas, un Estado que no se apegue al criterio de la laicidad, es un Estado que estará sujeto a grandes conflictos antropológicos, étnicos y sociológicos, que más temprano que tarde terminarán en episodios violentos.

Un caso de cómo un Estado no laico podría confrontar serios problemas incluso de orden moral: 

En los estrados de nuestros tribunales está el cristo crucificado, ante el cual el imputado debe jurar la verdad.

El Estado dominicano educa, según su ley de Educación 66-97, artículo 4 inciso E, en principios cristianos.

 El dios judeocristiano, en su libro que el Estado dominicano, a través de la ley 44-00 que modifica la ley 66-97, lo asume como su palabra -la de ese dios- y como un libro perfecto, se lee que el dios judeocristiano (Núm 15:32-35), manda a que todo aquel que sea sorprendido trabajando el día sábado sea matado.

Entonces...

¿Qué sucedería si un día, un adventista, imputado de asesinato argumenta ante el jurado que lo obliga a deber obediencia a la Biblia, que a quien él asesinó lo sorprendió trabajando el día sábado, en franca violación al libro de Números, en su capítulo 15, versos 32 y 35, y que él, como cristiano adventista, y como partidario de que el Estado reconoce perfección en la Biblia, convino en privar de la vida a su víctima, como un tributo para honrar al dios suyo y del Estado dominicano?

El Estado dominicano debe ser laico


Por Orbis Beltré – Relacionista público de ATEODOM / Asociación de Ateos Dominicanos.

Hoy es un día de vaguedad nacional; todas las instituciones públicas cerradas, el Estado cerrado...

Hoy pudiera ser la contesta más oportuna para aquellos religiosos que ante nuestra conciencia atea, que procura que la fe sea un asunto privado, se alzan con el argumento de "si no quieren creer que no crean y ya".

A los ateos no nos importa lo que la gente quiera creer, sino lo que pretenda la gente hacer con su credo que pueda afectar a la sociedad en su conjunto, como está ocurriendo hoy, día de una tal virgen de las mercedes, que todos tenemos que chupárnosla porque sí, incluídos los cristianos protestantes, los musulmanes, los taoistas, los budistas, los hinduístas, los escépticos, los agnósticos y los ateos.

Lo razonable y sensato, y además justo, es que el Estado asuma lo que dicta el artículo 45 de la Constitución, que como figura jurídica y de derecho lo imparcializa de todo culto, obligándolo a solo fungir como ente observador y procurador de que los credos no atenten contra la dignidad y las buenas costumbres.

Cada vez se hace más necesario el sacar la religión del Estado, o el cotejo de "vivimos en un estado de derecho" terminará estrellándose definitivamente contra el lodo de la justicia parcial, que amenaza con embarrarnos hasta hacernos sucumbir como sociedad armónica, segura y tolerable.

Cada vez se hace más necesario el concienciar a los creyentes en dios o dioses, respecto a que no es que estamos en contra de sus creencias ni a favor de que el Estado dominicano sea ateo y que se asuma oficialmente el ateísmo. No, amigos y amigas, eso no es lo que perseguimos; lo que sí perseguimos es que se respete la condición del Estado, que según se desprende de la Constitución, debe ser imparcial.

Es una locura cerrar el país por la fe de una parte de la población. Y este es el mismo juicio que emitiría la fe católica si mañana este mismo Estado que para consentir a unos cuantos nos abusa todos/as, paralizara el país por tal o cual manifestación atea, cristiano protestante, musulmana, hinduísta, taoísta o budista.

"Ser justos lo primero, si queréis ser felices". Juan Pablo Duarte.