sábado, 24 de abril de 2010


Por Orbis Beltré

LA FARSA DE UN DIOS

Se dice TODOPODEROSO: siendo así, puede que haya sido capaz de haber hecho el universo. Ser TODOPODEROSO implica mucho, tanto o demasiado como para que se lo considere la máxima fuente de principios.

Ser TODOPODEROSO es tanto, que implica además no serlo. Es posible que sea aquí la negación del título que lleva este artículo. Entonces quiero abstenerme de dar crédito a mi opinión de Dios y simplemente decir lo que pienso.

Cuando un diosita nos habla de su Dios, lo que procura es concienciarnos de la bondad de éste. Tiene un código de procedimiento, se siente convencido de su razón, y ante todo, está seguro de que su acción es la voluntad de su Dios. Se cree portador de la autoridad de ese ser superior y actúa a veces al margen del respeto, de la tolerancia y del derecho de los demás a diferir. Todo aquel que le evite es acusado de estar errado, incluso se atreve a poner en dudas sus facultades humanas y halla aun más fortaleza para asegurar que esa persona no tiene dominio de sí misma, y que su manifestación, de indiferencia activa o pasiva, es obra de Satanás.

¿HAY EN EL UNIVERSO FUERZAS PARALELAS QUE SE PROYECTAN SIN COINCIDIR?

Ante esta pregunta, los diositas están obligados a externar un contundente no. Lo están porque han aceptado que su Dios es el creador de todo: hay un único origen para todo y todo tiene un origen único. No habría fuerzas paralelas si comparten un mismo origen, y si así es, de hecho coincidirían al nacer de una misma fuente.

¿QUIEN MIENTE, DIOS O LOS DIOSITAS?

Hasta ahora los diositas nos han predicado hasta el cansancio, muy interesados en convencernos de que el origen del mal es el pecado. Incluso, han llegado al extremo de querer enemistarnos de nosotros mismos al pretender que aceptemos que somos tan malos, que deviene en maldición divina el hecho y acto de un ser humano creer o confiar en otro ser humano.

Eludiendo que es la Biblia misma que nos enseña que Dios es lo BUENO y lo MALO, si en esa deidad no hay pecado, quién es entonces el portador de aquello de donde se originó el mal.

Los diositas al unísono nos responderían que Satanás. El asunto es que, diferente a Dios, Satanás no se hizo a sí mismo, no existió desde siempre ni primero que Dios. Satanás se originó de Dios, nació de Dios, es una extensión de Dios, es una prolongación de Dios.

Los diositas nos dirían que sí, que lo creó Dios, pero que lo creó un ángel bueno y para que fuera bueno. Está bien hasta ahí, pero como ya en otra oportunidad había escrito, analicemos la siguiente reflexión:

SI EN EL UNIVERSO TODO LO QUE HAY ES CREACION DE DIOS Y DIOS ES TODO AMOR, ADONDE HALLO EL ANGEL CAIDO EL GEN DEL MAL O EN QUIEN SE INSPIRO PARA DIFERIR DE DIOS HASTA EL COLMO DE LLEGAR A SER SU ADVERSARIO.

Cuando un ser humano roba, calumnia, miente, extorsiona, envidia, trafica sustancias prohibidas, secuestra a su semejante, tortura y asesina, los diositas están de acuerdo en que esas son manifestaciones de una persona influenciada por Satanás.

Pero cuando no había diablos ni demonios, quién influenció al ángel caído para que hiciera las cosas que supuestamente su creador aborrece.

¿LO QUE SOMOS, LO QUE ES… PLAN O AZAR?

Si en Dios no hay casualidad, todo ha sido planificado. Todo es como él ha querido que sea. Si no se mueve la hoja de un árbol sin su consentimiento, Dios es, sin dudas, el promotor de todo. Significa que, de cuanto suceda en el mundo, Dios tiene responsabilidad directa y absoluta. En la dimensión TODO cave todo y de todo, o sea, TODO.

Ante Dios entonces, ningún acontecimiento es por azar. Dios quiso que ese ángel se volviera en su contra; de hecho, sus genes adversos (egolatría, arrogancia, mendacidad, envidia, saña…), los heredó de su creador, son manufactura DIVINA.

Descartado lo del AZAR, si el mundo como es ahora, y si la humanidad como es ahora, obedecen a un plan de Dios, Dios no es bueno todo, pero además, es un irresponsable cuando trata de quitarse tan pesada carga del lomo argumentando que los problemas de la humanidad son consecuencia de la desobediencia y del pecado.

Pero también es el más cínico de los cínicos, al pretender en un juicio final juzgarnos POR LO QUE HICIMOS O DEJAMOS DE HACER, cuando bien sabe él que, en cualesquiera de los casos, hemos, simplemente consumado su voluntad.

Que fuéramos desobedientes y pecaminosos estaba en el plan de Dios, de hecho, no fuéramos como somos, ni hiciéramos lo que hacemos si Dios no lo quisiera.

Si no es así, esto nos obligaría a pensar en la posibilidad de que haya en el universo fuerzas absolutamente opuestas, fuerzas de las que Dios no tiene algún control. Aceptaríamos creer entonces que, tales fuerzas habrían influenciado al ángel caído que ahora lleva por nombre Satanás o Diablo, y que éste a su vez nos influenció a todos a través de Eva y Adán sin que Dios pudiera hacer algo para librarnos.

El asunto es que, en caso de que esa sea la verdad, Dios no tendría solvencia moral para exigirnos vencer el mal que él mismo no pudo vencer, y tampoco tendría pretextos razonables para pretender castigarnos por el hecho de que alguien más poderoso que él nos apartó de sus propósitos para con nosotros.

Estoy seguro de que los diositas le harían un grandísimo favor a su Dios si de hoy en adelante se dedicaran a desmentir que la Biblia es su palabra.