jueves, 20 de mayo de 2010

Para reflexionar


Orbis Beltré

Por Orbis Beltré / Relacionista público de la Asociación de Ateos Dominicanos (ATEODOM).

Miles o tal vez millones de millones de años de enajenación mental son más que suficientes para que la raza humana no tenga hoy en su dominio las respuestas de TODAS las cosas a partir de la ciencia y de la tecnología.

Presumir tener la verdad respecto al universo del que los humanos no somos más que un pequeñísimo componente, es un absurdo y más aún cuando ese atrevimiento se manifiesta a través de la imposibilidad del hombre de entenderla y comprenderla escindido de la razón y de su disciplina inseparable: la lógica.

Me refiero exactamente a los “CREYENTES”. Ellos, que por cierto están diseminados por toda parte y siempre muy pendientes de cualquier disidencia, se resisten a aceptar que con el paso del tiempo los argumentos en los que basan su filosofía teológica se desmoronan.

A los que no estamos de acuerdo con algún dios o con ningún dios se nos acusa de satánicos. Es la forma fácil de descalificarnos para un debate serio. A veces ni siquiera nos consideran personas normales… es una reacción más cobarde que maliciosa para privarnos de nuestras concepciones que les deja sin tranquilidad.

No hay modo de justificar la teoría de un dios Todopoderoso sin caer en la paranoia. Reflexionemos sobre esto: si alguna deidad hizo al espacio debió ser en algún momento, y si en algún momento lo hizo debió ser desde algún lugar, por tanto, la condición de eviterno es inaplicable si no se determina adonde estaba ese dios cuando aún no había espacio. Pero, y si en caso lo hizo, cuándo lo hizo. ¿Y quién lo hizo a él?

Si dijéramos que Dios es el espacio y el tiempo, entonces habría que preguntarse por qué en un momento indeterminado cuando no había nada de nada y donde no había nada de nada tuvo que darse una creación tan extraordinaria como el universo.

Esto plantea un problema que solo el avance de la ciencia y el desarrollo de la tecnología podrá descifrar, ya hay ejemplos de esto. Fenómenos naturales que hace quinientos años eran inexplicables separados de algún dios ya no guardan ningún misterio.

Creer como nos lo plantea la “Santa Biblia” es simplismo, de ahí que la religión no haya sido en el mundo más que haraganería, atraso, miseria, extorsión, crimen, asesinato y miles de adjetivos peligrosos. Si requisamos la historia de la humanidad tendremos que concluir afirmando que las vicisitudes más abominables de todos los tiempos fueron firmadas, selladas y llegadas al hombre desde el despacho de algún dios.

Hemos vivido demasiado tiempo sin aceptar que no hay otro paraíso sino nuestra casa grande: la tierra, que no hay otra gloria sino nuestra capacidad de amar, y que no hay otro infierno sino nuestra capacidad para obrar mal.

La religión nos aparta de nuestros semejantes para acercarnos a un dios al que ni siquiera podemos mirar de frente. Al dios que ordena a sus “niños buenos”: “mátenlos a todos y tomen por esposas a las doncellas”, al dios que asegura conocer los misterios más profundos del corazón del hombre pero entonces, como si dudase de lo que dice pone a pruebas a Adán, al dios que halla en nuestra debilidad su fortaleza para chantajearnos, al dios que se abroga el derecho de disponer de nosotros cuando quiera y como quiera por el simple hecho de ser dios ( es como si yo por el hecho de ser padre tenga la facultad de hacer con mi hijo lo que yo quiera, lo que mi capricho me ordene).

La desgracia del factor dios estuvo en todas las civilizaciones. En este lado del mundo los Mayas, los Aztecas y los Incas también violaron sexualmente a niñas, vejaron, esclavizaron, y mataron en nombre de un dios que expresaba su sed de maldad y de sangre a través de sacerdotes drogados. Eludiré referirme a lo que pasó durante el proceso de la conquista y colonización de América que motorizaron otros creyentes en nombre de su Creador…

Y sin saltar de occidente; a juzgar por la acción de los cristianos, no hay ninguna evidencia razonable que sustente la magnanimidad y la certeza del dios que siguen. Será posiblemente porque en su libro al que llaman biblia no existe algo que pueda ser digerido por la inteligencia, la tolerancia, la libertad y la independencia. Pareciera ser un libro escrito para una especie inferior al pensamiento, al razonamiento, a las ideas!

LIBRE ALBEDRIO PERO SI NO ESTAS CONMIGO ESTAS EN MI CONTRA!

1 comentario:

OSAERON dijo...

¿Será que es parte de la selección natural que los creyentes alaben (concientes o no) un ser despiadado, cruel, sanguinario e invisible? Creo que así caerán en su propio abismo, dando origen a una nueva especie humana.
Ese momento llegará, hoy día tenemos la libertad de hablar sin ser lapidados o quemados por los seguidores del Dios de amor y paz, y eso es gracias a gente que pensaba igual que nosotros; estamos avanzando.
El creer en dioses es para esclavos conformistas.