Orbis Beltré |
Del Nuevo Testamento
de la Biblia: “Esclavos, estad sujetos a lo que dice vuestro amo, con todo
respeto, no solo con los que son buenos y afables, sino también a los que son
insoportables”. Primera de Pedro 2:18.
"Esclavos, obedezcan en todo
a sus amos. Háganlo con respeto y temor, como si fuera Cristo". Efesios 6:5.
Me da asco cuando escucho
cómo con gran orgullo nuestra sociedad es presumida como cristiana.
Me da pena cuando escucho
que no puede haber justicia en quien no crea en un dios, en nuestro caso, en el
dios judeocristiano.
Y más que sentir asco y
darme pena, me desconcierta saber que personas con formación académica e
incluso buenos seres humanos, se empeñan en hacer entender que sus virtudes son
vinculantes o mejor dicho, explicables, por sus convicciones cristianas.
Si la Biblia es la palabra
de un dios, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos ese dios queda
reducido a un catarro. Diría, y a lo mejor quedo corto, que si un libro
que manda a matar niños conserva algún valor puede deberse a la falta de papel
higiénico.
Algunos enarbolarán el "amarás a tu prójimo como a ti mismo" como el mandato clave para la convivencia en paz. Pero resulta que en ese mismo libro "moral" se puede leer el mandato "no codiciarás al esclavo ni a la esclava de tu prójimo".
Algunos enarbolarán el "amarás a tu prójimo como a ti mismo" como el mandato clave para la convivencia en paz. Pero resulta que en ese mismo libro "moral" se puede leer el mandato "no codiciarás al esclavo ni a la esclava de tu prójimo".
Queda entendido pues, que
el prójimo no es el esclavo, no es ese ser humano que desde el Antiguo
Testamento hasta en Nuevo Testamento por orden "divina" se da en
derecho a otro ser humano para que lo degrade a tal extremo, que sea capaz de
ver a su esclavista como su dicha.
Eso es el cristianismo, una
perversidad por dondequiera que se lo toque; eso es cualesquiera de las tres religiones
revelacionistas: judaismo, cristianismo e islamismo.