Orbis Beltré |
Creemos que "dios" es un concepto nacido del delirio; un concepto que a través del tiempo, los que pretenden privarnos de la bondad y la belleza de nuestro mundo, lo han utilizado para burlar la inteligencia de la gente haciéndole creer al inocente lo siguiente:
Primero: que es un ser abominable desde antes de haber nacido.
Segundo: que nace con una culpa de quién sabe qué, pero que solo la puede pagar con la muerte.
Tercero: que todas las desgracias que en su vida le sucedan, serán merecidas por el hecho de haber sido pariente de unos tales Adán y Eva que supuestamente habrían existido hace miles de años atrás.
El concepto "dios" ha sido hasta el presente, la peor amenaza jamás usada contra la humanidad. Así, quienes se han erigido desde siempre en "dueños de la verdad", han logrado apartarnos del pensamiento crítico; nos han vuelto seres de cerebros pasivos, seres incapaces de cuestionar aquello que se nos presenta como lo que es "bueno y válido", seres incapaces de ser objetivos.
Consiguen así manipularnos, toda vez que nos convencen de que debemos comportarnos de este o de aquel modo; de que debemos aceptar esto o aquellos, no porque eso pudiera ser lo correcto y lo que nos convenga, sino porque hay un tal dios que nos está observando, y que si no obtemperamos podría mandarnos de castigo a un lugar llamado infierno. Ha funcionado muy bien aquello de que toda autoridad viene de "dios".
¿Alguna vez te han hablado del infierno?
Solo una mente sádica y enferma de odio pudo haber imaginado un lugar tan terrorífico; un lugar, según puede leerse en la Biblia judeocristiana, donde el gusano nunca muere y la llaga nunca sana; un lugar donde el fuego ardiente nunca se apaga; un lugar donde el crujir de dientes no cesa, y donde a causa de tanto sufrimiento querremos morir, pero no se nos permitirá la muerte.
Y por supuesto, así como “dios” es un concepto del delirio, también lo es su "contrario", o sea, el llamado “Satanás”.
Para los/as ateos/as, ese satanás no es más que el "Cuco" de los adultos; el equivalente al "viejo del saco" con que nos "amenazaban" nuestras madres cuando éramos niños/as y no nos queríamos comer los alimentos o tomar las medicinas.
Recuerdo que cuando yo era niño, hubo un tiempo en que todas las mañanas mi madre me obligaba a tomarme un té de orégano con sal. ¡Qué malo me hallaba yo ese trago! Pero mi madre siempre ejercía alguna nueva y efectiva amenaza para conseguir su objetivo. Entre esas amenazas estaban: "Si no te lo tomas vendrá el hombre sin cabeza y te va a llevar". "Tómatelo o voy a llamar al monstruo del río para que te lleve". "Toma un poquito más para que no venga Sanbalacú".
Ahora me pregunto si no
había un método menos grotesco para persuadir a un niño. Te quiero con todo mi
cariño, madre mía. Hacías lo correcto según se te educó.
Los/as ateos/as no creemos en dioses ni demonios. Por consiguiente, no creemos en ritos como la oración, la brujería, la hechicería, misas negras, satanismos, ocultismos, astrología… etc.
¿En qué sí creemos los/as ateos/as?
Creemos en el respeto a la vida, en la solidaridad, en el trabajo; creemos en una educación basada en hechos demostrables; creemos en un ser humano sensato, amigo de la naturaleza, lo que es igual a un ser humano defensor de su especie y de las demás especies del reino animal y vegetal que nos acompañan en este planeta de todos/as.
Los/as ateos/as no creemos en dioses ni demonios. Por consiguiente, no creemos en ritos como la oración, la brujería, la hechicería, misas negras, satanismos, ocultismos, astrología… etc.
¿En qué sí creemos los/as ateos/as?
Creemos en el respeto a la vida, en la solidaridad, en el trabajo; creemos en una educación basada en hechos demostrables; creemos en un ser humano sensato, amigo de la naturaleza, lo que es igual a un ser humano defensor de su especie y de las demás especies del reino animal y vegetal que nos acompañan en este planeta de todos/as.
Creemos, contrario a lo que promueve la fe religiosa, que el ser humano es bueno. Los/as ateos/as creemos que el ser humano nace libre de toda culpa; creemos que la especie humana es capaz de redefinir la convivencia en nuestro planeta, y que vivir en justicia y paz es posible.