En un Congreso Nacional (senadores y diputados), compuesto mayormente
por hombres, era lógico pensar que cuando se trató el tema del aborto, los
legisladores se inclinaran por la posición de la iglesia católica que se opone
pura y simplemente al aborto. Nada más aberrante viniendo de una curia que se
supone tiene “hábitos de castidad” y cuando los violan, debería permitírsele a
la mujer, sobre todo si es menor, la interrupción del embarazo, ya que como es
costumbre, el hijo de cura le dice tío en lugar de papá, ya que los “votos de
pobreza” tampoco le permiten ciertos desembolsos para mantenerlo.
La vida humana es única y muy preciosa. Cuando una madre va a la consulta de un ginecólogo porque siente dolores inusuales o flujo vaginal continuo y el especialista determina clínicamente que la madre está en peligro de muerte de seguir con el embarazo, el aborto terapéutico es la única solución al problema. Por tanto, dicho galeno no debería posteriormente ser acusado de haber prevenido el nacimiento de una criatura con riesgo de perecer ella y la madre o que el nonato tuviera defectos congénitos que lo convertirían en una pesada carga económica para la familia. La iglesia católica y tal vez otros sectores de mojigatos no se han detenido en pensar, que esa madre tiene otros hijos que necesitan de los cuidados que el padre no les puede suministrar, dada la característica de un progenitor no entrenado para el esmero que significa los deberes derivados de ese acontecimiento.
Cuando una menor es violada forzosamente
por un individuo o varios y queda embarazada, ante la eminencia real de quién
es el padre, debe ser permitido el aborto. Igualmente cuando es seducida por su
padre, sea este adoptivo o real y queda grávida, por esta relación carnal
incestuosa, el Código Penal o cualquier ley adjetiva, deberían permitir la
interrupción del embarazo por medio curativos llevados a cabo por profesionales
calificados (ginecólogos). Este flagelo infligido a una menor, le causa un
trauma tan grande que se ve obligada a dejar sus estudios por temor a ser
rechazada por sus condiscípulos. Además, si ella no trabaja ¿Cómo logrará
mantener al hijo fruto de ese aberrante acto de salvajismo? Quedará marcada por
el resto de la vida, sin que los que se oponen tajantemente al aborto acudan en
su auxilio. Cabe recordarles, que los niños como antes no nacen con el pan
debajo del brazo, por el contrario, una factura de la clínica u hospital, la
dejará anonadada.
El padre Luis Rosario en declaraciones a
este diario afirma que: “Danilo abre puerta a aborto”. Esta aseveración la hace
a propósito de que el señor Presidente, Danilo Medina, ha observado el Código
Penal y ha procedido a su devolución a las Cámaras sin promulgarlo. Los
artículos observados fueron el 107, 108, 109 y 110 del Capítulo 1ro. sobre el
aborto. De su parte, los padres Manuel Ruíz –defensor del violador polaco–,
Luis Vásquez, Lorenzo Vargas y más de 50 sacerdotes y diáconos y algunos
pastores evangélicos, se presentaron en la Cámara de Diputados y se pusieron a
orar para solicitar a sus miembros que no aprueben el aborto terapéutico. Cabe
resaltar que los comparecientes eran todos varones y tampoco paren. Sería
interesante conocer el parecer de las monjas sobre este tema.
Resulta extraño que estos sacerdotes no
se pronunciaran cuando el cura de la parroquia de Juncalito, Wajclech Waldemar
(padre Alberto Gíl), o contra el nuncio de su santidad Jozef Wesolowski –para
más deshonra decano del cuerpo diplomático– cuando abusaron de muchos niños
valiéndose del respeto que su condiciones de prelados, infundían sobre estos
menores. Pero ¡Como los hombres no paren! no tuvieron consecuencias inmediatas.
El “sacerdote Gil” tuvo de defensor a raja tabla al padre Ruíz, que trajo
ciudadanos de Juncalito para que declararan a su favor y la honra de este
perverso cura polaco no fuera manchada. Olvidó defender asimismo, al padre
Johnny de Constanza que abusó de varias niñas. Debido a acciones como estas y a
la condición de dignatario del Nuncio, ese trío de abusadores salieron ilesos
sin haber pagado sus culpas ante la sociedad.
Felicitamos al señor presidente Danilo
Medina Sánchez, por la valentía externada al devolver sin promulgar el Código
Penal con miras a la despenalización del aborto en determinadas circunstancias,
hecho que debe entenderse como una reivindicación en favor de la mujer y que
ésta en lo futuro sea tratada en igualdad de condiciones y no discriminada como
pretendieron hacer la mayoría de los legisladores que se creyeron tan hombres
como para apocar a la mujer, olvidando que pasaron nueve meses en el vientre de
ellas; pero por esa mezquina animadversión contra ellas, podría inferirse que
alguno de esos “valientes legisladores” por un “abortamiento” de la naturaleza,
procedan de un varón.
Fuente: http://hoy.com.do/como-los-hombres-no-paren/
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