miércoles, 20 de diciembre de 2017

Presidente del Tribunal Constitucional desconoce sus funciones


Por la Sociedad Humanista HMS Beagle

Al abrir el periódico en el día de hoy, nos encontramos un titular que sólo es posible que aparezca en países cuyas instituciones se encuentran dirigidas por personas tan intoxicadas por adoctrinamientos arcaicos que OLVIDAN el rol que desempeñan. En este caso, el magistrado Milton Ray Guevara “suapea” literalmente con el mandato que tiene como presidente del Tribunal Constitucional de hacer valer nuestra Constitución.

Son unas declaraciones que de manera descarada enseñan a los dominicanos que el TC está dirigido por una persona que no cree en la Constitución ni en los Derechos Fundamentales que esta salvaguarda. Sus palabras informan a cualquier dominicano que tenga intenciones de acudir a la justicia para que le sean protegidos sus Derechos Fundamentales, de que esa tutela judicial efectiva no existe, de que en la configuración actual del TC no hallará decisiones apegadas a LA LEY, sino a la Biblia (con notables excepciones).

Lo verdaderamente GRAVE es que el presidente del Tribunal Constitucional (preciso subrayar lo de Constitucional), se salte tan soberanamente y con la mayor irresponsabilidad e irrespeto al tribunal que representa, nuestra Carta Magna, nuestra ley de leyes, la Constitución de la República Dominicana, concretamente:

Artículo 39 que establece el derecho a la igualdad, y prohibe específicamente la discriminación por motivos religiosos. Ray Guevara ASUME con sus declaraciones que todos creemos en su Dios y oramos.

Artículo 45 que obliga al Estado a garantizar la libertad de conciencia y cultos. Estas declaraciones, proviniendo de quien tiene que garantizar esta libertad, colocan en una situación de desconfianza a quienes no comulgamos con las creencias que Ray Guevara promueve públicamente, haciéndonos sentir indefensos ante un TC que NO VA a garantizar nuestras libertades.

Cabe recordarle al magistrado Ray Guevara el artículo 184 de la Constitución, que establece la función del Tribunal Constitucional, a saber garantizar la supremacía de la Constitución, la defensa del orden constitucional y la protección de los derechos fundamentales. Quizás debamos refrescarle el significado de la palabra “supremacía”. La Biblia NO TIENE cabida en nuestro ordenamiento jurídico actual.

Todo esto sin entrar en el debate sobre lo absurdo que es encomendar una problemática tan grave como los feminicidios a la oración; en concreto, a dos jornadas de oración de 10 y 15 minutos, que al parecer según él, dan una especie de garantía de que el barbudo, de golpe y porrazo, elimine los feminicidios. Que esto lo diga un sacerdote es comprensible, pero que el presidente del TC recurra a la superstición en detrimento de la institucionalidad, en lugar de promover desde su esfera políticas públicas, es de una desfachatez pasmosa.

Ante esta perspectiva, si el fundamento de nuestro ordenamiento jurídico es la Biblia, estamos perdiendo el tiempo y engañándonos con una Constitución que establece un Estado Social y Democrático de Derecho, con un gobierno civil, republicano, democrático y representativo. Estamos jugando a ser un Estado de derecho tal como los niños juegan a la casita. Mejor haríamos convocando a la Asamblea Nacional Revisora y declarando lo que en la práctica de las instituciones dominicanas se configura más bien como el Estado Talibánico Cristiano de la República Dominicana, estableciendo como fuente del derecho la Biblia. Así, podremos resolver las problemáticas sociales con jornadas de oración y tribunales eclesiásticos. En este Estado, indudablemente que Ray Guevara tiene garantizado un espacio.

Puestos a saltarnos las mayores conquistas de la humanidad a partir de la Revolución Francesa en materia de derechos individuales y colectivos, démosle la estocada de gracia a este Estado laico que nunca fue.

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