Narciso Isa Conde |
Por Narciso Isa Conde
La soberanía
dominicana en este mundo del capital y del imperialismo jamás podría definirse
contra un país llamado Haití, que carece de ella,
recolonizado de la peor manera, empobrecido por nuestros enemigos comunes, e
intervenido por EEUU y su MINUSTAH.
El pueblo haitiano ha pagado demasiado caro su osadía
de proclamar la primera independencia de nuestra América y poner en marcha su
revolución anti-esclavista: el imperialismo, en represalia brutal, se empecinó
en desintegrar el Estado haitiano, súper-empobrecer a su pueblo y desarticular
su sociedad.
Hoy Haití carece de fuerza para reconstituirse como
nación independiente y como Estado, y está a años luz de ser un imperio
invasor. No está en capacidad de ocupar ningún país de este globo
neo-liberalmente globalizado.
Emigrar no equivale a invadir, ocupar, controlar. Más
bien es tremenda señal de debilidad. EEUU es un país de emigrantes y no es una
república invadida u ocupada, sino un imperialismo invasor.
Haití carece de fuerza económica, política, militar,
cultural… para dominarnos. Su paupérrima población emigrante siempre ha tendido
a integrarse a nuestra sociedad en forma subordinada, mientras su descendencia
progresivamente se dominicaniza.
Inmigrantes y descendientes – la mayoría seres
empobrecidos de piel negra- aquí son discriminados, ilegalizados,
estigmatizados, perseguidos y semi-esclavizados. Sus mujeres y niños/as cargan
con la peor parte de ese martirio.
¿Invasores/as? ¿Enemigos de una soberanía dominicana
por ellos/as amenazada?
¿Dónde están los asesores militares haitianos que
tutelan la Fuerzas Armadas Dominicanas, su MAAG, su CIA, su USAID, su FMI, su
BM, su BID…?
Díganme dónde están aquí ubicadas sus corporaciones
transnacionales, su Barrick, su Gold Corp, su Uni-Gold, su Falcondo, su Smith
Earon, su General Electric, su Cadena de Hoteles Barceló, su American Air Line…
Cuenten los grandes capitalistas haitianos
establecidos en este país.
Comparen el poder de Wally con el del tonton Cineas y
sus respectivas embajadas y misiones.
¿Acaso fue la “superpotencia haitiana” la que impuso
aquí la nefasta era neoliberal?
¿Es ella la que tutela nuestra PN y nuestros procesos
electorales. ¿Es con sus bancos que estamos endeudados?
En fin, es misión imposible desconocer que RD es una
dependencia de EEUU, un país recolonizado por esa potencia norteña, la que
comparte ciertas ventajas de esa recolonización con la UE y Japón. Y, por
tanto, es frente a ese imperialismo que debe definirse y rescatarse nuestra
soberanía aplastada. Lo otro es una farsa tan perversa como
colosal.
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