lunes, 3 de mayo de 2010



Por Elsa Expòsito
Colaboradora de ATEODOM


Si se asume al dios creado por las iglesias, resulta inteligente ser ateo, atea. Pero ocurre que dios no es lo que nos han enseñado históricamente.
Abajo, el texto de mi autoría citado en el mensaje.Buen provecho


"La personalidad de Dios"

En mi segundo libro: Denuncias y anuncio, cuestioné, desde la perspectiva de la Ciencia Cósmica, la versión bíblica sobre la creación de este planeta. Y reflexioné sobre quién es Dios.
Aquí y ahora quiero compartir con ustedes lo párrafos que escribí al respecto…
A través de la Historia y desde antes de que tuviésemos capacidad para recoger en textos nuestros aciertos y desaciertos, vicios y virtudes , los seres humanos hemos sido grandemente presuntuosos, excepciones aparte, por supuesto. Y todavía hoy, cuando hemos logrado un desarrollo evolutivo tal como para tener capacidad para desafiar la gravedad, para destruir nuestro planeta y para curar enfermedades antaño devastadoras, tendemos a la elación, a la vanagloria, a la pedantería, a la soberbia, a la intolerancia, a la mentira, a la megalomanía, para citar sólo algunos de los defectos de la condición humana.
Y a más... Cuando todavía no habíamos aprendido a pensar, fuimos capaces de inventarnos cualquier cantidad de dioses, en proporción a nuestra carencia de argumentos, de razones, para explicarnos fenómenos sobremanera naturales, pero ininteligibles para el desarrollo alcanzado en épocas primitivas por nuestra inteligencia, como, por ejemplo, un trueno, un relámpago o un eclipse de Sol o de Luna.

Sin embargo, con el desarrollo de nuestras capacidades sapienciales gracias a la evolución de nuestro ser, de nuestra inteligencia, hemos conseguido progresos científicos y tecnológicos impensables para nuestro antepasado homo sapiens. Tanto hemos avanzado que hoy sólo tenemos un Dios. O ningún Dios (porque cada quien tiene un libre albedrío que la Divinidad no osa quebrantar, pese a que todo lo puede, porque sin duda la libertad es el estadío superior del ser humano por cuanto es en un ambiente de libertad en el que podemos expresar nuestras potencialidades más profundas). En otras palabras, el ser humano de hoy, en sentido general, está en capacidad y tiene la posibilidad, aunque falta justicia social, grandemente de realizarse ejerciendo su libre albedrío, porque las viejas instituciones coartadoras o negadoras de la libertad personal (la esclavitud, por ejemplo) han quedado en el pasado, tras cumplir el rol que cumplieron, a pesar de que aún quedan algunas expresiones esclavistas y abundan las injusticias sociales. E incluso, los Estados nacionales acordaron, hace apenas 50 años, reconocer los derechos de la persona humana, reconocimiento trascendentalísimo en nuestra historia, con todo y que esta sociedad postmoderna luce incapaz de garantizar el más sagrado: el de la vida, debido, a mi juicio, a que no hemos sido capaces, todavía, de juntar todas nuestras voluntades y energías, con inteligencia y sabiduría, para enfrentar las causas profundas de la violencia y otras taras humanas herencia de nuestra primitiva bestialidad.
Dado que el presente es el fruto del pasado y como nada se pierde en la memoria universal, todavía -insisto- conservamos rémoras de nuestro primitivismo, como los temores y los miedos, la tendencia a la violencia, al odio, a la envidia, al egoísmo y profundas expresiones de nuestra antigua bestialidad e ignorancia. Y así como en el pasado más remoto fabricamos dioses a la medida de nuestras incapacidades y necesidades, cuando nos convertimos en monoteístas, construímos a Dios conforme a nuestra imagen y semejanza, probablemente porque interpretamos a nuestro modo, como nos era posible hacerlo entonces, el texto bíblico según el cual fuimos hechos a imagen y semejanza de la Divinidad. Así, en la cultura judeo cristiana y en Occidente, principalmente, dotamos a Dios, que es asexuado, de un sexo (varón, por influencia, a mi juicio, de la cultura androcéntrica, y de un fenotipo, cuyas principales características son la piel blanca, los ojos azules y el pelo rubio y lacio, por razones que pueden ser conocidas estudiando Ciencia Cósmica.
Pero como nada permanece estático, sino que todo cambia y evoluciona, en el presente y desde hace unos 30 años, los seres humanos (primero dotamos a Dios de un fenotipo humano ¡cuán necios y necias somos persistiendo en procurar que los y las otras, incluso el Absoluto, se nos parezcan!) andamos empeñados en definir cuál es el sexo de la Divinidad, si es femenino, masculino o andrógino.
Reflexiones como las sugeridas en los párrafos anteriores, impensables en los tiempos de la Inquisición, estuvieron en el centro de la atención de expertos y expertas que se reunieron a mediados de abril de 1998 en Jerusalén, en la Universidad Hebrea, para dialogar acerca del sexo de Dios en el hinduismo, en la cultura japonesa, en la antigua Grecia, en el Cristianismo, el Islamismo y el Judaísmo, de acuerdo a un despacho de EFE, la agencia española de prensa, publicado en El Siglo, diario de Santo Domingo, el 16 de ese mismo mes.

(Valga resaltar que en el mismo despacho se consigna que el interés moderno por la identidad de Dios en los medios universitarios se debió en gran medida al movimiento feminista, probablemente, a mi juicio, porque hemos sido las mujeres las principales víctimas de un mito ancestral, el del pecado original, utilizado por la cultura patriarcal para hacernos sentir culpables de una falta que no fue la que nos han contado por cuanto la historia de Eva tiene otra historia, como expliqué antes.)
De acuerdo al despacho de EFE, el organizador del seminario, Moshé Idel, catedrático de Cábala, la disciplina que estudia la unión mística del ser humano con Dios según la interpretación esotérica de los textos sagrados, de la mencionada universidad, contó primero que uno de los participantes en la actividad, Howard Ulenberge Schwartz, fue destituído de la Universidad de Stanford, de Estados Unidos, luego de que pronunciara una conferencia en la que "osó" debatir acerca de "cuál es el órgano sexual de Dios". (Tenemos metida la intolerancia tan entre los tuétanos que incluso en una nación tan libertaria como Estados Unidos se reprime a quienes piensan diferentemente a las "verdades" validadas por los poderes terrenales o, sencillamente, plantean interrogantes atrevidas).
Idel y la profesora Ilana Pardes, de la misma universidad, fueron los únicos conferencistas citados en el despacho periodístico. Ambos sustentaron sus conferencias en análisis de la Biblia.
Idel citó uno de los libros sagrados del Cristianismo tradicional, el Génesis, en su capítulo uno, versículo 27, en el que se afirma que Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó, para acotar de inmediato: cabe preguntarse entonces, como se hace desde hace 1,600 años, "si Adán y Eva, un hombre y una mujer, fueron creados ambos a imagen de Dios, ¿qué aspecto tenía Dios?, es que era varón y hembra a un mismo tiempo.
Por su parte, la profesora Pardes recordó que la mayor parte de las descripciones que se asocian en la Biblia a la imagen de Dios son andróginas o masculinas padre, rey, guerrero , "pero también tiene aspectos femeninos igualmente importantes".
De acuerdo a su punto de vista, "el aspecto femenino es maternal: Dios da a luz y ayuda a hacerlo; en el desierto satisface el hambre de su pueblo como una madre que amamanta, y lo cuida como una institutriz".

Dios no es persona, es energía

Sin embargo y a contramano de la presuntuosidad humana, capaz, repito, de hacer a Dios conforme su (de los seres humanos) imagen y semejanza, la Divinidad trasciende la materia y no es personificable.
No obstante, somos imagen y semejanza de Dios. Imagen porque somos energía y llevamos dentro efluvios de su Divinidad, en el alma; semejanza porque así como Dios es amor, nuestro designio es el amor.
Dios, empero, no es materia. La Divinidad prefiero este término para identificar a la Eternidad, a Dios es energía, principio primero y eterno.
¿De que materia se compone Dios? es la interrogante que encabeza uno de los textos escritos por Adela T. Sergerie y editados por el Instituto Dominicano de Ciencia Cósmica, Inc, en el que se puede conocer qué es y cómo es la Divinidad.
Copio, a seguidas, el texto sobre la composición material del Infinito:
"La pregunta que yo deseo que me hagas (dijo la entidad divina a Adela T. Sergerie) es tan grande que ningún hombre ha osado siquiera pensar que tendría respuesta.
"¿Cuál es la materia que entra en la composición de Dios?
"La materia de que se compone Dios es la esencia de la presencia eterna de un elemento que es la energía infinita. Esta esencia se compone, a su vez, de una estructura muy fina de puntos que se tocan unos con otros y forman un encaje fino. De cada punto surge una forma constructiva que cambia de atributos en cada punto. Este conjunto de esencia estructurada forma una energía que contiene, en cada uno de sus puntos, todas las creaciones inimaginables que se producirán durante la eternidad.
"Dios es este conjunto de puntos, esta variada estructura. Esta energía se desprende de cada punto al infinito. Dios se compone de este potencial infinito. Dios es esta esencia, estos son los puntos, las estructuras y el potencial que ninguna inteligencia creada puede conocer. Esta esencia no viene de ninguna parte y no va a parte alguna. Ella está allí, dinámica, aun cuando es inmutable; infinita, aun cuando es maleable. En sus puntos contiene unas normas que ponen en marcha unas leyes a las cuales se somete el potencial que ella encierra.
"Jamás se ha creado esta esencia; ella no tiene principio y tampoco tiene fin. Es el elemento que es el elemento mismo y no puede ser otro. Este elemento es el que es y aquel del cual salen el tiempo y el espacio. Dios es todo esto. Dios es lo que es.
"En vuestra lengua (de los seres humanos), el nombre de Dios significa mucho menos de lo que es en realidad.
"Dios es esta fuerza que no surge, pero existe. Es la misma potencia que está ahí, latente y disponible para la reacción de las leyes en marcha. Es la energía que se introduce en todas las cosas. Es el movimiento que agita los granos de materia salidos de su seno. Es la vida, es el hombre, es su inteligencia, es su alma. Dios se compone de todas las realizaciones que se producen en el seno de la energía.
"Sin embargo, Dios tiene un núcleo del cual sale toda esta esencia infinita. Es el haz desde donde salen todas las fuerzas y todas las energías diferenciadas o no diferenciadas, que forman el Cosmos. Es el cordón umbilical de cada grano de materia. Es el alma que es alma de todas las almas.
"En una palabra, el YO eterno"

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