lunes, 16 de mayo de 2016

No se puede estar al mismo tiempo con dios y con el diablo

Orbis Beltré
Por Orbis Beltré
Dice usted, señora Argelia Tejada Yangüela, en su artículo publicado en Acento, con fecha 26 de abril de 2016, y titulado "¿Un Estado Cristiano?", lo siguiente: "No es un valor cristiano promover el odio".

Y en vista de que usted habla en su artículo, de los derechos de la comunidad LGBT, se me ocurre esta pregunta:


¿Cuál es el tratamiento que se debe dispensar al homosexual, según el dios judeocristiano?


Levítico 20:13 ordena que al homosexual simplemente hay que matarlo, y que nadie más que el homosexual será responsable por la sangre derramada. ¿Acaso no es esto odio, señora Argelia?


Así, con la mujer, que en ese mito bíblico se representa en Eva, el odio y la misoginia no cesan, cuando ese dios decreta, en perjuicio de la varona, el "tu único deseo vehemente será tu esposo, y él te someterá".


El cristianismo no solo promueve el odio y por demás la misoginia; el cristianismo se legitima en el odio y en la misoginia. ¿O no está lo suficientemente claro aquí?: "Que la mujer aprenda en silencio y con toda sujeción. Pues no permito que la mujer enseñe ni ejerza dominio sobre el hombre, sino que guarde silencio. Porque primero fue formado Adán, y después Eva; y el engañado no fue Adán, sino que la mujer, al ser engañada, incurrió en pecado. 
Pero se salvará engendrando hijos". 1ra de Timoteo 2: 11-16

Dígame, señora Argelia, ¿no será desde las alturas de este santísimo postulado cristiano, que el dedo acusador de un Fidel Lorenzo del CODUE, la señala a usted, a la mujer que no quiere ser la próxima "Esperancita", y a los que escribieron los artículos 107, 108, 109 y 110 del Código Penal dominicano, que el Tribunal Constitucional invalidó?


Mire, señora, el problema no está en el CODUE ni en la Iglesia católica; el problema está en ese cristianismo bíblico que usted teme confrontar lavando la llaga con el pus, cuando dice que "no es un valor cristiano promover el odio".


Las circunstancias exigen un ejercicio intelectual alejado de la ambigüedad. Como se sentencia en ese bajo mundo del cristianismo, no se puede estar al mismo tiempo con dios y con el diablo!


viernes, 13 de mayo de 2016

Evangélicos promueven anteproyecto de ley para que el Estado dominicano le asigne a su Iglesia un 2% del Presupuesto nacional

Orbis Beltré
Por Orbis Beltré

La Constitución dominicana no establece un Estado teocrático, no se identifica con ninguna corriente religiosa, y por lo contrario, en su artículo 45 sienta la base jurídica para evitar que la autoridad pública se confabule con cualquier iglesia en actitud de derogar a su favor, dineros del tesoro nacional. Yo no objeto la religión, pero entiendo que la fe en lo divino no es un asunto vinculante al dinero, y menos cuando se trate de dinero ajeno.

En República Dominicana hay católicos y astrólogos, hechiceros, evangélicos y espiritistas, musulmanes y taoístas, hinduístas y budistas; y también hay ateos y agnósticos. Ningún grupo puede pretender que el Estado le financie su creencia o no creencia religiosa o filosófica, porque tal pretensión sería una afrenta no solo al artículo 45 de la Constitución dominicana, sino además al artículo 39 de la misma, que “condena todo tipo de privilegio y situación que tienda a quebrantar la igualdad de las dominicanas y dominicanos”.

Es sorprendente que los cristianos evangélicos, que no hay que dudar de su alta honestidad, en vez de pronunciarse en contra del inconstitucional Concordato entre el Estado dominicano y el Estado vaticano a través del cual se privilegia a la Iglesia católica con recursos públicos, se quieran sumar a esta práctica desleal respecto a los demás miembros que conformamos la sociedad dominicana, arengando un proyecto de ley que busca beneficiarlos con un 2% del ya hartamente malogrado presupuesto de la nación.

¿Acaso nos falta ver en los próximos días a los musulmanes, a los hinduístas, a los budistas, a los taoístas, a los espiritistas, a los astrólogos y a los hechiceros dominicanos, enarbolar sus respectivos proyectos de ley exigiendo la asignación de un por ciento del presupuesto de la nación para financiar sus creencias religiosas, sus visiones filosóficas, sus prácticas extra normales, o simplemente a los ateos y agnósticos que también vivimos en este país, y que prohijamos la laicidad del Estado, la educación científica, la igualdad ante la ley y el respeto a las personas, en los términos establecidos en los artículos 1 y 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos?

Puesto que los cristianos evangélicos se precian de decir que son personas serias, íntegras y que responden al llamado de su dios, que lo reconocen en las escrituras bíblicas, mismas que postulan como la fuente de la moral humana, y por la que se rigen, en sus vidas públicas como en sus vidas privadas, ha de ser considerada de gran interés la siguiente hipótesis:

Se estima que el 18% de la población dominicana es cristiano evangélica. De acuerdo a datos del Banco Mundial (2013), la población dominicana es de 10.4 millones de habitantes. Entonces la ecuación es así: 10,400.000 x 18 / 100 = 1,872,000.

O sea, en República Dominicana la población cristiano evangélica es de 1,872,000 habitantes.

Pero supongamos que solo el 50% de 1,872,000 ciudadanos se trata de personas en edad de trabajo, lo que sería igual a 936,000 personas trabajando. De todos modos, vamos a considerar que de esas 936,000 personas solo el 50% está trabajando, ganando un sueldo promedio de $11,000,00 al mes. Si esta fuera la realidad, la ecuación sería así: 936,000 / 2 = 468,000 x $11,000,00 = $5,148,000,000,00;

Hasta este punto la ecuación revela que 468,000 personas ganando al mes $11.000,00 representan un monto total de $5,148,000,000,00.

Si estos empleados cristianos evangélicos cumplieran con el mandato bíblico de diezmar, establecido en Levíticos 27:30, Deuteronomio 14:23, Números 18:26, y Malaquías 3:8-10, la ecuación sería así: $5,148,000,000,00 x 10 / 100 = $514,800,000,00 (al mes para las Iglesias evangélicas).

Pero si solo el 50% de 468,000 personas ganando al mes $11,000,00 pesos decidiera diezmar, la ecuación sería así: 234,000 x $11,000,00 x 10 / 100 = $257, 400,000,00 (al mes para las iglesias evangélicas).

Pero si solo el 50% de 234,000 personas ganando al mes $11,000,00 decidiera diezmar, la ecuación sería así: 117,000 x $11,000,00 x 10 / 100 = $128, 700,000,00 (al mes para las iglesias evangélicas);

Pero si solo el…

En conclusión, la hipótesis anterior podría probar que si los cristianos evangélicos son, solo medianamente personas serias, honestas, íntegras, y que respetan la Biblia como palabra de su dios, las iglesias evangélicas deberían ser, en su conjunto, una de las instituciones, a instancia privada, con más dinero, en nuestro país. No sería sensato entonces, que los cristianos evangélicos estén pidiendo al Estado dominicano, que se les asigne, para financiar su fe religiosa particular, un 2% del Presupuesto General de la Nación. Esta propuesta debería ser vista como la representación de la poca vergüenza y del mucho egoísmo de los cristianos evangélicos, en un país en el que el Gobierno es incapaz, económicamente, de asignar los recursos que por ley corresponden al Ministerio de Salud Pública, por ejemplo.

miércoles, 11 de mayo de 2016

El Novenario Ateo

Orbis Beltré
Por Orbis Beltré

PRIMERO: el ateísmo no niega a ningún dios; de hecho, el ateísmo tampoco prescribe la inexistencia de dioses. Los dioses, desde el ateísmo, se reputan existentes en cada libro "sagrado" que hable de un dios, y se los considera como una manifestación cultural, o sea, una creación humana.

SEGUNDO: el ateísmo no apoya ni promueve la homosexualidad, sino que, no distingue entre un homosexual y un heterosexual; a ambos los ve simplemente como seres humanos. Si los ateos hemos causado la impresión de que estamos a favor de la homosexualidad, es porque se pretende ilegitimar nuestra postura contestataria ante cualquier actitud de organizaciones religiosas o de particulares, dirigida a mancillar el honor de seres humanos, por su orientación sexual.

TERCERO: el ateísmo no es un manual antirreligioso; es, no más, la otra cara de la moneda, la otra visión de lo existencial, de la naturaleza, de la vida, del universo y del sentido que todo esto pudiera o no tener.

CUARTO: el ateísmo no es una creencia, sino un llamado a la sapiencia. Y se apoya para ello, en la promoción de la duda. Descartes decía que se podía dudar de todo, menos de la duda; pero los ateos decimos que hay que dudar incluso de la duda, y de la duda de la duda, y de la duda de la duda de la duda, y seguir dudando. El ateísmo tiene por objeto todo lo contrario de lo que tiene por objeto la religión; el ateísmo quiere a un ser humano que se vea cada vez más pequeño ante su capacidad de asombro; el ateísmo quiere a un ser humano que jamás ponga límites a su imaginación; el ateísmo quiere a un ser humano investigador acucioso, que le mantenga siempre y por siempre impedida la entrada a su léxico, a las palabras “eso no se puede saber”.

QUINTO: en cuanto a las iglesias y Estado, el ateísmo solo aboga porque las iglesias no manden sobre el Estado, porque las iglesias no se abroguen las responsabilidades del Estado en materia de legislar para una cohesión social basada en el respeto y la tolerancia de la diversidad ideológica por la que se caracterizan los seres humanos. El Estado es objetivo, es de todos, por todos y para todos; mas las iglesias son de carácter subjetivo y particular. Planteamos no un Estado ateo, lo que planteamos es un Estado laico.

SEXTO: no postulamos los ideales ateos como la solución de nada. El ateísmo, ante los retos de la humanidad y respecto a la religión, solo advierte un camino –tal vez- mucho más largo, aunque no necesariamente más difícil de recorrer, en la búsqueda de una felicidad sensata más allá de nuestra niñez.

SÉPTIMO: sí, los ateos nos reunimos, pero diferente a las reuniones de religiosos, las nuestras son para exponer ideas y debatirlas… no hay entre nosotros una idea incuestionable; no hay entre nosotros a quién rendirle culto; no hay entre nosotros una autoridad mayor que el Método Científico.

OCTAVO: a los ateos no nos interesa convencer a nadie. No vamos por el mundo diciendo que somos los que estamos correctos; y tampoco ofrecemos o garantizamos a quienes decidan ser ateos, paz, prosperidad, salud, felicidad, ni una vida eterna sin problemas de ningún tipo. El ateísmo no es atractivo, no es un producto que pueda ser vendido. Por eso se llega a ser ateo por uno mismo.

NOVENO: a los ateos nos repelen las palabras “verdad absoluta”. Los ateos no admitimos en nuestros dominios a nadie que se atreva a hacer un uso tan abusivo de la arrogancia. De lo único que podemos estar seguros los ateos es de no tener la verdad, y menos con la agravante de “absoluta”. La cosmovisión atea es una ecuación infinita que, incluso si en su camino chocare con un dios, sería capaz de pulverizarlo y continuar en su búsqueda del saber. Rechazamos a cualquier dios o autoridad que sea incapaz de consentir nuestra inagotable necesidad de saber.