A ver, si alguien cree en algo y tal persona da tal creencia
como un hecho-es decir- como cosa verídica, dicha creencia debe de estar de
acuerdo con la realidad.
Teóricamente así funciona, pero ¿qué tal si la creencia no alinea con la realidad? ¿Cómo podemos decir que tal creencia es cierta? No podríamos asignarle un valor de “verdadero” o “cierto” si la realidad no lo amerita.
Si un “creyente” me dice que hay una silla en el la habitación
contigua, y investigamos dentro del la habitación y no hayamos dicha silla
entonces el “creyente” esta errado porque la “silla” no existe. Pero si lo
opuesto ocurre –encontramos la silla el
“creyente” pasa de creer a saber que hay una “silla” dentro del la habitación.
“creyente” pasa de creer a saber que hay una “silla” dentro del la habitación.
¿Que tal si no podemos
entrar en la habitación? ¿Cómo podríamos evaluar la creencia de la “silla”?
No importa cuanto tesis y explicaciones el “creyente” brinde,
si la puerta esta cerrada y no podemos mirar dentro de la habitación no podemos
tasar la creencia.
Todos los demostraciones de lógica y contorsiones silogísticas
y otras explicaciones de tres horas son vanas ya que no hay acceso a la
“silla”. Encima de eso el “creyente” me quiere convencer de que tal “silla”
existe cuando el “creyente” mismo no tiene acceso a la habitación –o la
“silla”-
¿Vamos a cree en base solo a solo a argumentos-sin evidencia-?
Se podría pasar mucho tiempo ordenando todas estas explicaciones del “creyente”
y sin que nadie pueda verificar el reclamo.
Entonces es mejor decir que hasta que este verificada la
“silla” no existe.
Entonces el “creyente” me dice que la “silla” inspiro a gente
de la edad de hierro y bronce a escribir un libro. Y este libro es inerrante y
contiene la “mente” de la “silla”, quizá la “silla” trabaje por senderos
misteriosos.
Acaso me -dirá el “creyente”- no haya puerta, cerrojo o
habitación, quizá la “silla” sea siempre indeterminada y des-conocible, porque
la misma es inmaterial y esta mas allá de este espacio-tiempo. Tal vez la “silla”
existe como tres diferentes tipos de muebles sofá, armario y mesa todos en uno
y a la misma vez.
Es absurdo; un cuentito y acabo:
Erase una vez y dos son tres;
Una señora pobre decidió
vender su burro que según ella hablaba. Fue al mercado a ofrecer su burro, pues
ella creía que el mismo era mágico y obtendría buen dinero por el burro
hablador.
Bueno una y otra vez el burro fallo en hablar y la gente no le
creyó mientras ella casi pierde la voz tratando de convencer a la muchedumbre
de la magia del burro y su creencia fue un día largo, Casi sin voz la señora regresó
a su aldea perpleja porque la gente no quería creer.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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