Orbis Beltré |
Por Orbis
Beltré / Miembro de la Asociación de Ateos Dominicanos (ATEODOM).
“Hombre
decapita a hijastro; dice madre le había vendido su alma al Diablo”. Esto no es una broma; se trata del
título de una noticia que hoy está publicada en los principales periódicos de
circulación nacional en República Dominicana.
Casos así son muy frecuentes en nuestro
país. Esta vez la tragedia ha sido en la provincia San Cristóbal. Hasta
este humilde pueblo ha llegado la miseria religiosa, el espiritismo y demonismo
de aquel galileo bíblico, quien, al menos en occidente, es el brujo
institucionalizado, el paradigma del oscurantismo (Lucas 9:38-43).
"Que todo el mundo crea en lo que
quiera creer", así me recriminan algunas personas cuando he escrito sobre
lo perjudicial que ha sido para la humanidad la religión, y por consiguiente,
los conceptos dios/satanás, herejía, espíritu, brujería, demonio.
Y repito una y muchas veces: el problema
no es lo que la persona crea; el problema es lo que esté dispuesta a hacer la
persona amparada en su creencia.
En nombre de los conceptos dios/satanás
se ha delinquido desde siempre contra la humanidad. Cuánta sangre se ha
derramado!
Precisamente, hace una semana que
estando en San Cristóbal entré a una iglesia a presenciar un culto cristiano.
Esa iglesia cristiana se llama "Pare de Sufrir".
El pastor predicaba, Biblia en manos, cómo “los espíritus” son los causantes de las enfermedades y de la pobreza, etc. Y los siervos allí, de repente caían en trance y voceaban incoherencias mientras dicho pastor supuestamente les sacaba los malos espíritus.
Eso fue, reitero, en San Cristóbal. Como
ustedes han de saber, allí la población predominante es de tez negra. Entonces,
al percatarme de que el único de tez blanca que había entre aquellos
siervos era yo, les confieso que temí por mi vida y que salí raudo de aquella
iglesia. Pensé: esta gente podría verme sospechoso y volverse a mí con violencia
pensando que soy un espíritu maligno. Con lo expresado, no quisiera que se
pensara que estoy estereotipando como violentas a las personas de tez negra,
sino que, allí yo no me confundía entre ellos, y conociendo los efectos de la
sugestión religiosa, tuve miedo.
Educar, una necesidad urgente!
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